Luego de haber pasado años en el desierto, Moisés volvió con la ardua tarea de nada menos que liberar a todo un pueblo de la esclavitud. ¿Se imaginan que Dios les pida hacer algo semejante? Si vemos lo que él tuvo que hacer, seguramente nuestros quehaceres, obligaciones o problemas ya no se vean tan grandes, pero si aún nos sentimos desanimados o atrapados, podemos conocer un poco más sobre su historia.
Cuando Moisés logra convencer al pueblo de Israel de dejar la esclavitud, tiene que hacerlo con la promesa de que podrían encontrar mejores condiciones para vivir, algo que Moisés no había visto nunca, es decir, solo estaba diciéndolo porque Dios había enviado a que lo diga. Así mismo, tampoco sabía para donde debería ir, por lo que comenzó a movilizar al pueblo hasta llegar al mar. Es obvio que es imposible cruzar un mar a pie, pero Dios le habló a Moisés y le dijo que si tocaba el mar con su vara, este se abriría. Si vemos la historia completa, en el libro de Éxodo de la Biblia, veremos que hace todo lo que Dios le dice, lo cual le da como resultado poder liberar al pueblo pasando por el medio del mar, que definitivamente se abrió para darles paso.
Esto nos deja una profunda enseñanza. Debemos tener fe a ciegas en Dios, porque el preparará todos los caminos y obrará para que todo salga bien. Debemos recordar que la Biblia también dice en Jeremías 29:11: “Porque yo sé los planes que tengo para vosotros” —declara el Señor— “planes de bienestar y no de calamidad, para daros un futuro y una esperanza. Así que debemos estar tranquilos, confiando plenamente en nuestro Dios.
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