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La popular frase “Predica todo el tiempo y si es necesario, habla” nunca fue más necesaria que en los tiempos que corremos hoy en día. Lo que inculquemos en los niños hoy, será lo que pese en su conciencia el día de mañana. Los valores con los que los hagamos crecer serán las raíces que determinarán el día de mañana en que tipo de personas se convertirán, por eso, nada más recomendable que ser un vivo ejemplo de lo que queremos que hagan, porque una cosa son las palabras y otras muy diferentes son los hechos.
Enseñemos a nuestros niños a orar a Dios, a ser agradecidos por lo que tienen, a que siempre que tengan un problema pueden orar a Dios, de la forma que sea. Dios conoce todos los idiomas y a todos nosotros, conoce nuestra manera de pensar y nuestro corazón así que solo basta con hablarle sinceramente y el escuchará. Seamos una buena influencia, aconsejemos correctamente y sobre todo, guiemos a los niños a confiar y creer en Dios.
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